jueves, 26 de diciembre de 2013

ORIGEN PREHISPANICO DE LAS POSADAS



 ORIGEN PREHISPANICO DE LAS POSADAS
Evencio Isidro Cruz Cruz
26/12/2013

 ¿Cuál es el origen y la evolución de esta celebración?

Al menos las posadas se celebran en México desde hace 398 años, es decir, desde antes de la época de la colonia en México llamada "la Nueva España". Aunque actualmente se celebran las festividades de la navidad el 24 de Diciembre, anteriormente no se celebraba en esta fecha, realmente no se sabe con certeza el mes en el dicen que nació Jesús, algunos investigadores creen que pudo haber sido en Marzo o en Mayo. En el año 400 después de cristo, la celebración de navidad se cambio de fecha a Diciembre para hacerlas coincidir con celebraciones de otras partes del mundo que se realizaban en el solsticio de invierno que inicia el 21 o 22 de Diciembre, así fue por conveniencia y no por otra causa.

EL "NIÑO DIOS", ES EL NIÑO SOL QUE NACE EN INVIERNO, HUITZILOPOCHTLI.
En el antiguo México así como en otras culturas también se adoraba al Sol, por lo que representa de "bañar" a la tierra con su luz, en esta fecha iniciaba un nuevo ciclo solar y se celebraban de múltiples formas en varias partes del mundo, siguiendo con las celebraciones en fechas astronómicas, es decir de acuerdo al movimiento de la tierra alrededor del sol, primavera, verano, otoño e invierno.

Los antiguos mexicanos celebraban en estas épocas el advenimiento de Huitzilopochtli y lo hacían con muchas y diferentes fiestas o rituales que ocurrían en la temporada llamada Panquetzaliztli, la “veintena” del calendario azteca, que es el equivalente del "mes azteca" que consta solo de veinte días, comprende del 17 de diciembre al 5 de Enero. Probablemente los frailes franciscanos, en su tarea de evangelización, al ver que coincidía con la celebración europea de la Navidad, hicieron que concordaran las fechas y sustituyeron los personajes de esta celebración indígena. Así, las fiestas prehispánicas, danzas, carreras y rituales que conmemoraban el nacimiento del Sol Huitzilopochtli, coincidieron con el nacimiento del "niño Dios".

Hoy permanece como tradición el peregrinaje de María y José en su camino a Belén. Esta representación se conforma de nueve posadas, que inician el 16 de Diciembre y culminan el día 24, la noche del nacimiento de Jesús, este peregrinaje nos recuerda también un ritual que ocurría en el antiguo Anáhuac en México Tenochtitlan.
Cada año, en el primer día de la temporada de Panquetzaliztli se realizaba una ceremonia en honor a Huitzilopochtli, el niño naciente que es el Sol, para conmemorar su nacimiento el 21 o 22 de Diciembre, que es la llegada del solsticio de invierno. La ceremonia comenzaba con una carrera encabezada por un corredor muy rápido que cargaba en los brazos una figura con forma de Huitzilopochtli hecha de Huauhtli (conocido como amaranto) y que llevaba en la cabeza una bandera (en nahuatl se dice pantli) de color azul (texuhtli), que es el color emblemático de Huitzilopochtli . La carrera se iniciaba en la Gran casa del Sol (en nahuatl se dice Huey Teocalli) y llegaba hasta Tacubaya, Coyoacán (en nahuatl se dice Coyohuacan) y Churubusco (viene de la deformación del nahuatl Huitzilopochco "el lugar de Huitzilopochtli"). Detrás del portador de esta imagen corría una multitud que se había preparado con ayuno.

!!! NUESTRO PROPIO ÁRBOL ADORNADO DE INVIERNO ¡¡¡
Otra celebración que se hacía en esos días y que le da nombre a este mes es aquella en la que se ponían unas banderitas (pantli) de papel amate a todos los árboles frutales y plantas comestibles como zapotes, capulines, aguacates, guayabos, nopales, magueyes, etc. El día de la fiesta se sahumaban todos los árboles y se les ofrendaban tortillas (en nahuatl se dice tlaxcalli) y pulque (en nahuatl se dice meoctli) a fin de agradecerles sus frutos, que fueron alimentos durante el año (también se comenta que a los arbustos secos o arboles, se les prendía con fuego). Esta celebración se asemeja al momento de las posadas cuando se rompe la piñata y se reparte la colación y el ponche. Pero era el día del solsticio de invierno, el 21 de Diciembre, cuando el Sol había llegado hasta su máximo desplazamiento hacia el sur, cuando se celebraba el nacimiento del Huitzilopochtli. Para entonces el Sol ya había recorrido la bóveda celeste y había muerto el 20 de diciembre, que es el ultimo día del verano. Se decía que el Niño Sol se iba al Mictlán, lugar de reposo o de los muertos, donde se transmutaba en forma de colibrí para regresar al origen. Coincidentemente, el 24 de diciembre era el día en que el Sol resurgía en Malinalco –al sur– (Huitzilopochtli significa colibrí del sur), acarreando consigo una gran cantidad de danzas y fiestas que se empatan con la Natividad. Muchos de los festejos de los antiguos mexicanos siguen a eventos astronómicos que tienen que ver con movimientos de la tierra alrededor del sol, y su relación con las fechas de lluvia, siembra y cosecha, así como solsticios de verano e invierno, y también los equinoccios de primavera y otoño, estos son eventos guiados por fuerzas de la naturaleza en este planeta y no por conmemoración a eventos de sucesos históricos de algún personaje.
En varios poblados del país todavía se acostumbra adornar con tiras de papel de varios colores, varias ramas de árboles cortados, colocadas por donde va a pasar en peregrinación la imagen del patrono del lugar, ya no es papel amate como antes, pero se usan los recursos disponibles actualmente.

LA OTRA POSADA
Se sabe que las posadas comenzaron en el pueblo de San Agustín Acolman, a 40 kilómetros de Teotihuacán, cuando, en 1587, fray Diego de Soria obtuvo del papa Sixto V un permiso en el que permitía la celebración en Nueva España de unas misas llamadas ‘de aguinaldo’, del 16 al 24 de diciembre, y que se llevaban a cabo en los atrios de las iglesias. Entre estas misas se acostumbraba intercalar pasajes y escenas de la Navidad. Como atractivo se agregaban a la celebración luces de bengala, cohetes, piñatas, cantos y villancicos.

En el siglo XVIII, Carlos III prohibió estos cantos y fiestas. A través de un bando se prohibieron de tajo las fiestas en el atrio de la iglesia. El bando decía claramente que se prohibían las fiestas en atrios y lugares públicos, pero al no mencionar las reuniones privadas, la gente comenzó a organizarse para reunirse en las casas. Así fue como surgieron las posadas, una en cada casa. A la muerte de Carlos III, cuando quisieron volver a poner en práctica aquellos cantos, muchos se habían perdido y olvidado. Las fiestas se retomaron en las iglesias, pero la costumbre de hacerlas en casa persistió y se fortaleció.

A las posadas se fueron agregando diversos elementos, como ofrecer a los invitados alimentos que variaban dependiendo de cada región; el baile, incluido ya en tiempos de la colonia, y la petición de aguinaldo encargada a grupos de niños y jóvenes. Pero así como se fueron agregando elementos, el religioso fue debilitándose. Ahora las posadas son más una manifestación pagana y muy propia de la cultura mexicana, aunque con un trasfondo religioso, en México se adoptó ese ritual, pues desde la época prehispánica existe registro de lo que en ese periodo eran “las posadas”.

La organización de estas fiestas varía según la región del país. En varias poblaciones de Jalisco, por ejemplo, las posadas se celebran en las calles, las cuales previamente se adornan con hilos de heno y faroles. En Guanajuato se sigue arrullando al Niño Jesús y se sigue cantando la letanía del "Ora pro nobis". En otras poblaciones se sustituyen los tradicionales peregrinos de barro por elementos vivos. Lo más importante de las posadas es que logran reunir al barrio o la comunidad ya que, por el hecho de ser repartido cada día entre una familia o un grupo de familias, entran en competencia amigable y, sobre todo, en un mayor esplendor de alegría navideña.

En las posadas tradicionales, el barrio o la comunidad son el escenario, los peregrinos recorren diferentes casas en busca de posada, recitando un misterio del rosario entre cada casa y entonando el canto para pedir posada al llegar a cada puerta, hasta ser recibidos en la casa anfitriona en la que se celebra la fiesta, en la que se rompe la piñata. Una de las riquezas mayores de estas celebraciones es la unión y la alegría que se fomenta en las comunidades, y la oportunidad que representan como preparación para el fin de año.

Hoy en día, en muchos lugares han perdido su sentido original y se han vuelto de nuevo fiestas paganas, sin ningún sentido religioso. Del ponche tradicional se ha pasado al exceso de alcohol, de los villancicos a la música para bailar, perdiendo su sentido auténtico, sin embargo de nosotros depende no dejar que se nos escapen estas tradiciones que han enriquecido nuestras familias, nuestras comunidades, nuestra cultura y nuestra fe.

De esta forma y como otras muchas celebraciones que ocurren dentro de nuestro país, existe una mezcla de tradiciones Mexicanas antiguas y católicas unidas en los festejos del cristianismo, a esta mezcla de ambas tradiciones se les llama sincretismo religioso, que bien podría ser una nueva religión católica pero adaptada a lo azteca, o al revés, una nueva religión azteca adaptada a lo cristiano, el resultado es una combinación de ritos aztecas como el uso del sahumador para echar humo y poder “bendecir” a lo ancestral, también se retoman elementos simbólicos como el agua, las flores, el maíz, ritos en las cuevas y otros más, pero también se utilizan los cantos y las danzas ahora influenciados por el catolicismo, en ritos que fusionan lo ancestral prehispánico y lo católico europeo, esa es la mezcla que ahora vivimos.

 !!! RECUPEREMOS NUESTRAS VERDADERAS CEREMONIAS Y RITUALES ANCESTRALES, RESCATANDO EL SENTIMIENTO DE ARMONÍA Y AMOR HACIA LA NATURALEZA, LO VERDADERAMENTE SAGRADO ¡¡¡


Bienvenidos a la Ciudad de Oaxaca. Que tu estancia sea grata.

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